Ingredientes:
400 g de cebollas
(2 grandes)
50 de harina de
trigo
Sal
Aceite de
girasol para freír
Elaboración
Tradicional:
Pelar y picar la
cebolla en brunoise grande sin que llegue a ser un corte de mirepoix. Y ponerla
en un cuenco amplio. Añadir la harina y con ayuda de una espátula remover bien
para que quede toda la cebolla bien separada e impregnada de harina. Poner a
calentar a fuego medio abundante aceite en un cazo amplio hasta que esté casi
humeando (180º). Poner pequeñas tandas de cebolla en un colador amplio, dándole
unos golpecitos en el borde para retirar el exceso de harina y que no ensucie
demasiado el aceite. Y sumergir el colador a modo de cestillo de freidora hasta
que la cebolla esté dorada (es cuestión de segundos). Sacar y colocar la
cebolla sobre papel absorbente para que se retire el exceso de grasa, en
caliente ponerle un poco de sal por encima y extenderla bien para que se seque y
quede crujiente. Realizar el mismo proceso con el resto de la cebolla. Una vez fría
habrá perdido la mayoría del aceite y se puede conservar durante un tiempo en
un tarro hermético teniendo cuidado de que este bien seca y escurrida para que
no se enrancie