Ingredientes:
500 g de harina floja
80 g de azúcar
1 pellizco de sal
8 g de levadura química en polvo
130 g de aceite de girasol
140 g de agua
1 huevo
Aceite para freír
Zeste de limón
Ingredientes para el almíbar de anís:
300 g de azúcar
200 g de agua
60 g de anís
Elaboración Tradicional:
En un cuenco mezclar la harina tamizada junto con la levadura y agregar el azúcar y la sal. Hacer un hueco en el centro y agregar el aceite, el agua y el huevo batido. Mezclar todo con ayuda de una cuchara y terminar amasando con las manos limpias hasta conseguir una masa suave, fina y algo elástica que no se pegue a las manos. Cortar porciones de masa de unos 15 g y bolear. Una vez formadas las bolas, proceder a formar los gusanos. Con ayuda de un peine nuevo (o que solo se utilice para este menester) de púas para ahuecar el cabello rizado, coger una bola de masa y colocarla al principio del peine (desde el mango hacia el final de la púa), presionando ligeramente con los pulgares contra las púas del peine, hasta cubrir con la masa todas las púas, quedando una masa, rectangular y fina. Mojar el dedo índice con un poco de agua y pasarlo suavemente por el borde exterior (en la punta de las púas; esto hará que la masa no se despegue al freír) y seguidamente ir enrollando la masa sobre si misma empezando desde el interior del peine hacia el exterior terminando por donde se ha humedecido la masa. Colocarlos sobre un papel de horno, dándole a la vez una forma ligeramente curva como de media luna. Poner a calentar el aceite en una sartén honda con una corteza de limón. Una vez caliente el aceite (unos 170º) ir friendo los kalkals volteándolos de vez en cuando con una espumadera para que se frían bien por todos los lados. Sacar sobre papel absorbente. Una vez escurridos, y fríos, elaborar un almíbar, poniendo a cocer todos los ingredientes a punto de hebra (108º). Cuanto más espeso este el almíbar mejor, por lo que si se pasa de esa temperatura no ocurre nada. Pasar los kalkals por el almíbar en caliente y dejar escurrir sobre una rejilla quedando una costra crujiente de azúcar.
Elaboración en Thermomix®:
Poner en el vaso el aceite el agua y el huevo, y batir durante 30 segundos en velocidad 4. Añadir la harina tamizada con la levadura, el azúcar y la sal, y programar durante 5 segundos a velocidad 6 y 30 segundos en velocidad espiga. Sacar y terminar de amasar con las manos limpias hasta conseguir una masa suave, fina y algo elástica que no se pegue a las manos. Cortar porciones de masa de unos 15 g y bolear. Una vez formadas las bolas, proceder a formar los gusanos. Con ayuda de un peine nuevo (o que solo se utilice para este menester) de púas para ahuecar el cabello rizado, coger una bola de masa y colocarla al principio del peine (desde el mango hacia el final de la púa), presionando ligeramente con los pulgares contra las púas del peine, hasta cubrir con la masa todas las púas, quedando una masa, rectangular y fina. Mojar el dedo índice con un poco de agua y pasarlo suavemente por el borde exterior (en la punta de las púas; esto hará que la masa no se despegue al freír) y seguidamente ir enrollando la masa sobre si misma empezando desde el interior del peine hacia el exterior terminando por donde se ha humedecido la masa. Colocarlos sobre un papel de horno, dándole a la vez una forma ligeramente curva como de media luna. Poner a calentar el aceite en una sartén honda con una corteza de limón. Una vez caliente el aceite (unos 170º) ir friendo los kalkals volteándolos de vez en cuando con una espumadera para que se frían bien por todos los lados. Sacar sobre papel absorbente. Una vez escurridos, y fríos, elaborar un almíbar, poniendo a cocer todos los ingredientes a punto de hebra (108º). Cuanto más espeso este el almíbar mejor, por lo que si se pasa de esa temperatura no ocurre nada. Pasar los kalkals por el almíbar en caliente y dejar escurrir sobre una rejilla quedando una costra crujiente de azúcar.